El sol bañaba mi piel dentro de las limitaciones que ella se dejaba. Habia sido una mañana calurosa y la hierba pesada por las lluvias incesantes de los últimos días terminaba de secar. esa tarde levantariamos la "jacina"
El sol calentaba mi piel, y poco a poco la iba ganando la batalla. el blanco inmaculado que la caracterizaba se iba tornando tenue avellana. Pero el color no era lo único que se posaba sobre ella,
el polvo, unido al cansancio de tres duros días volteando la hierba martilleaban mi frágil voluntad.
Tenia las manos tiernas y la lisa superficie del rastrillo rozaba contra la carne. Demasiado trabajo para mi, demasiado esfuerzo sin necesidad.
Poco a poco el color de mi espalda comenzó a verse más rosado,mis piernas cansadas de tanto esfuerzo y mi cara llena de suciedad tornaban en desdicha ese día. Entonces mire al horizonte, la hacina ya tenia una altura razonable, y vi como antes no había visto.
Vi toda la tierra que se extendía a mis pies,vi a mi padre cargando la hierba, y a mi madre tropando, pisando.. ella si que era dura, y vi la hermosura de todo aquello, el placer del trabajo bien hecho, de la sabiduria y cariño que se habia trasmitido durante años.
El sol había quemado mi piel y ahora, era el sudor quien la bañaba. Pero no me importaba, estaba mucho mas cansada y mugrienta que antes, pero era feliz. Inmensamente feliz. Habia aprendido a ver la hermosura de todo aquello y sobre todo habia aprendido el valor de mi familia.
Ya no habia excusas ni nada que conseguiera bajarme de allí.
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