sábado, 11 de abril de 2015

TODA CARNE ES COMO HENO

Al nacer el heno es verde; es bello cuando crece, después florece y, finalmente, seco por defecto del calor del sol, se convierte en polvo, igual que el hombre: al ir sucediéndose los años, pierde su belleza y queda reducido a polvo y muerte. Así el heno, mientras reverdece y germina, reviste y adorna los montes y los prados y, tanto debido a la diversidad de sus flores como a la belleza de su vigor, su aspecto atrae los ojos de quienes lo observan; anima y deleita, debido a su verde naturaleza; el calor del sol consume fácilmente su humedad, y aquella hierba que cuando esta florida, casi parecía que sonreía, al final se ve totalmente despojada de su gloria, pues el heno que nace y reverdece, mañana muere y se mete en un recipiente, por que desfallece y seca casi de repente...

Isaias 40





A veces la naturaleza es el espejo de la vida, una metáfora oculta en la que reflejarnos.








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